lunes, 16 de junio de 2008

Matar por el agua

Eso es lo que creo que pasará en un futuro.

A veces nos dicen que en el futuro habrá guerras por el agua, y creo que es absolutamente cierto. Nos dicen que hay seguía, que tenemos que ahorrar, que los campos se secan...

Pero vamos a pensar un poco más allá. Qué está sucediendo realmente?
El petróleo se acaba, señores. Y sin petróleo la civilización, tal y como actualmente la conocemos, dejará de existir. Hacen falta fuentes alternativas de energía y que extraerlas no impliquen un gasto excesivo. Llegados a este punto, no existe por ahora tal fuente de energía. Por supuesto descartamos la nuclear porque políticamente es imposible sacarla adelante.

Qué nos queda? El hidrógeno. Se están inviritiendo billones en desarrollar sistemas de explotación del hidrógeno. De vez en cuando salen vehículos que consumen hidrógeno. Pero claro, un autobús de hidrógeno vale en estos momentos más de un millón de euros. Lógico, la tecnología está en desarrollo. Pero en un futuro, cuando se acabe el petróleo, todos los vehículos deberían haber implantado este sistema.
Ello conlleva que, teniendo en cuanta la actual necesidad de combustible para que funcione un país cuyo transporte de mercancias es fundamentalmente por carretera, las necesidades de agua, que es de donde sale todo el hidrógeno que podemos obtener, serán ingentes. El agua se encarecerá, como sucede hoy día con los cereales. Quien tenga el agua tendrá una mina de oro, y todo el mundo querrá comprar su producto. Ello nos llevará a problemas de suministro, a cortes de agua. El objetivo será que los gobiernos y los terratenientes del agua se llenen los bolsillos a costa de los ciudadanos. Pasaremos sed y mucha y la economía se resentirá. El petroleo puede ser un bien escaso, pero no necesitamos dos litros al día para sobrevivir.

Qué más problemas podrán surgir?
Qué soluciones podríamos encontrar?
Mataremos al vecino por un vaso de agua?

En otro post, más adelante, os hablaré de mi teoría sobre la historia y su forma de campana. Sólo digo que nuestros pisos de hoy día no están muy lejos de aquellas cuevas de antaño.

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